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Mostrando entradas de enero, 2019

Cortos

(uno) Espero es pe ro es pero no es  (dos) Cantaba con una voz rasgada de esas que suenan un tono por encima de la canción. Cantaba como drexler, solo que yo no conocía su música entonces. Ahora, tardía, caigo en la cuenta de que la voz que escucho a diario para conectarme es la que resignifica tu esencia y tu nombre (tres) Sentir peso o ligereza al saltar depende de un anhelo interno e invisible.  En el acto del salto se pone de manifiesto la lucha entre la necesidad de seguridad que nos da la tierra y la incertidumbre atrapante de las nubes. El vértigo es el miedo a despegarse por completo, el punto culmine de aquella disonancia. Quiero desprenderme de lo terrenal y no puedo, miro hacia arriba pero con los pies en el suelo.

Muebles

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La casa vacía que promete lo que no tiene. El amueblamiento convierte un lugar cualquiera en un lugar con pronombre posesivo. Mi, tu, su, nuestro, vuestro, suyo.  Cada modificación representa un fragmento del interior de quien amuebla. Diseñarse en una casa, formar un hogar con lo diseñado y vivir diseñando son etapas de un mismo proceso: hallarse.  Por eso los muevo, los pinto, los vendo y compro otros. Porque nunca termino de cambiar. El cambio ya forma parte de mi esencia, tenga o no un río al cual meterme. Negar esto es cansarse de diseñar, es dejar de aprender aunque queden hojas en blanco esperando ser escritas. Asimilar el cambio constante da miedo, pero las posibilidades de mejora son infinitas. Si no te gusta cómo quedó un mueble lo cambias por otro. Si no te gusta algo de tu "casa" actual siempre vas a poder trabajarlo. Está bueno empezar de cero. Está bueno vaciar la casa para llenarla sabiamente. Saber qué entra y quién entra. Elegir las visitas...