Vaciar y desvaciar

Cambiaron los vientos, cambiaron los tiempos, cambió la normalidad y, por efecto o defecto,
yo también cambié.

Esta es la historia de un corazón remodelado en cuarentena.

Al principio era una idea, una noción del diseño en mi mente. Era algo que sabía que iba a cambiar aunque no supiese bien cuál sería el resultado final. Vaciar el espacio y sacar todo a la luz, como quien ve su imagen desnuda frente al espejo. Así quedó mi habitación, el lugar de creación y descanso.

Poco a poco fueron llegando las cajas con materiales y herramientas. Se veía igual pero distinto, el vacío se llenó de cosas que no llenaban. Las cajas dejarían de contener futuros muebles, en cambio, pasarían a ser contenidas dentro de un gran contenedor a la vuelta de la esquina.


Mucho volumen para un sólo día. La paciencia tuvo que ser moldeada con cada plano en chino o tornillo que no entraba. Soledad en el armado. Mi mamá no está aquí los fines de semana y ésos eran precisamente los únicos días con suficiente tiempo libre como para avanzar. Aprender del tropiezo y del error innumerables veces. Comprendí que martillearse el dedo como Homero Simpson es más común de lo que pensaba. Muchas meetings del trabajo fueron interrumpidas por entregas de nuevo mobiliario. Redacté entregas entre esas entregas. No faltaron las visitas religiosas a la ferretería de enfrente preguntando por "cosos" que nunca había visto ni oído nombrar. En fin, proceso.

Materialmente aprendí a armar casi cualquier tipo de mueble. Descubrí que tengo más maña de la que creía y ahora tengo un gran kit de herramientas, pinceles y un balde de 20 litros de pintura que compré por error. Si alguien quiere la pintura, se la vendo.

Interiormente experimenté la paciencia a un nivel gigante. Aprendí a ocuparme paso a paso de lo que tengo que hacer para conseguir el objetivo final que diseñé en mi mente. La enseñanza más básica de mi vida fue reivindicada por este proceso a los 23 años, parece un chiste. 

Pude ver oportunidades y potencial en el blanco. Conseguí desprenderme de lo viejo sin temor y confiar en que lo nuevo que llegaba era mejor. Definitivamente fue y es mejor.

Ahora armo sillas escandinavas en 10 minutos. 
Espero que los resultados internos sean igual de notables.





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