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Volver a Onetti

Puedo decir que llegamos vivas a esto, partes de mi ser. Conseguimos atravesar los doce meses transitados junto con el resto del mundo. Festejemos. Somos parte de una coreografía cósmica que nos halla danzantes, en elipses, siguiendo un ritmo constante. ¡Es increíble todo lo que cabe en una sola vuelta al sol! Pero aún más increíble es haber reconocido una marca de repetición peculiar en esa danza, como si fuese una firma que asienta el cierre de un ciclo personal que trasciende al planetario. Ahora que se terminan las hojas de mi agenda, caigo en la cuenta de que estoy terminando el año, este paseo galáctico, como lo empezamos. Un artista que admiro mucho escribió un libro llamado  Todo queda igual pero igual cambia;  y me parece el mejor ejemplo para expresar lo que pasó. Desde afuera, nada más allá de lo común. Solamente una chica cualquiera que sale del subte B en la estación Uruguay y se apresura para cruzar la calle Corrientes antes de que el semáforo llegue a cero. Hace...

Trencada

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¿Qué hay acá adentro? Hay esperanza mezclada con recelos. Hay demasiados recuerdos. Oigo al mar romper contra las piedras escarpadas de la distancia. Cuando las cosas se acercan siempre se allanan. Vive en mí una gran necesidad de que se allanen de nuevo los caminos que me conducían hacia tus orillas. Que vuelvas a ser la desembocadura de mis andares. El final de mi peregrinación. La consolidación del aroma en el ambiente. El lugar hacia donde me dirijo por fuerza natural y gravitacional. Te echo tanto de menos, mar mío. Hoy habitas en un recoveco de mi memoria. Es esa habitación donde sólo puedo entrar descalza, sin hacer casi ruido y cerrando la puerta al ingresar.  ¿Quién te siente como yo? ¿Quién más puede decir, en este hemisferio del mundo, que disfrutó tus madrugadas con amigos?  Quiero irme de un lugar que no quiere que me vaya. ¿Qué habrá acá adentro? No me puedo despegar de esta ciudad furiosa. Ni siquiera comparto con ella el inconsciente colectivo que todos juran r...

El jarrón dorado

– Era pesada su maleta, señora – señaló el remisero entre risas. – En verdad lo era – añadió Enrique. – Ya saben, herramientas de trabajo y esas cosas – me excusé. Quién notaría que una mujer elegante fuera capaz de portar semejante bártulo a escondidas de su marido. Menos mal que su vocación la ayudaba a no levantar sospechas. Juana trabajaba decorando casas, por lo que transportar pesadas piezas decorativas era moneda corriente. Sus bolsos podían contener desde un espejo de mano hasta floreros de cerámica o el cuadro de algún artista conocido. Aquella chispa por reconstruir espacios, se había encendido en ella cuando era tan solo una adolescente. Durante un verano decidió ayudar a su prima con la mudanza y el resultado final fue mucho mejor del esperado. Todos los visitantes de la casona elogiaban lo bien que había quedado el salón de Elsa con ese estilo nuevo que tenía un aire a importado desde lejos. Todo fue obra de Juanita, alardeaba su prima una y otra vez. – Deberías dedicarte ...

Sur

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Estoy en casa, es de noche y no queda vino para aflojar la cuerda de la soltura; pero tengo un té y buenas vistas. Creo que con eso bastará para escribir algo lindo.  Vengo leyendo a grandes escritores últimamente. En cada lectura me encuentro con personas que supieron comunicar de forma excelente lo que sentían. No se guardaron nada. No jugaron a las escondidas con vos, que lees. Esas personas son mi inspiración porque, en medio de un mundo geométrico, dibujan garabatos que se salen de las líneas. Por mi parte, quiero lograr acercarme a eso.  Llevo meses sin escribir aquí porque estoy aprendiendo a hacer poesía. Es mi deseo que pronto puedas conocerla, pero ese no es el motivo por el que empecé a teclear hoy. Pintar por fuera de las líneas era. Volver a agarrar los gruesos crayones de colores con la mano cerrada en forma de puño para colorear desafiando los límites, como cuando era pequeña. Hace poco tuve la oportunidad de viajar para seguir descubriendo este país hermoso que...

Repito

Un día lleno de caos, de miedos y de nervios. Una semana importante en el trabajo con una misión concreta que salió mal. Tropecé con la piedra que juré apartar, la del silencio, la de querer poder con todo. Lo encargado era literalmente para ayer. No llegué. Se me escapó el tiempo entre las manos. Siento que una parte de mí lo sabía porque al despertarme en la mañana, escribí en un cuaderno "Ayer soñé con un recuerdo. Es raro soñar una escena que se recuerda y no quitarle ni sumarle nada. Además, no es de mis preferidos" .  En esta especie de sueño, me recordé con trece años en primera persona. Transitaba el primer año de la secundaria con un esguince en el tobillo. Debido al impedimento físico, caminaba apoyada en una muleta ortopédica con mangas de plástico blanco. El momento es corto, y dice así: Estoy por salir del colegio junto con el resto de alumnos del secundario. Como bajé lento las escaleras, mis amigos se adelantaron. Me duele el pie, me pesa el brazo, pero sigo el...

Borradores

Este año estoy escribiendo mucho, pero no aquí. Este año estoy aprendiendo a partirme, que es la parte oculta del decir. Y está bien.  Todos esos borradores, todas las canciones, los poemas, los dibujos de alegrías o de penas. Aquellas letras que aún corren por mis venas. Nadie sabe si caerán a un papel para convertirse en un texto que te llegue. Juego con tantas posibilidades... Por primera vez no lo pienso, no planeo. Y está bien. Demasiada transferencia me nubló la transparencia. Las nubes opacaron el adentro mucho tiempo. Las lluvias anegaron los riachuelos. Carecía de sentido hasta lo eterno. Pero salió la vida como orquestada por el ritmo de la tormenta y entre los seres que colmaron mis jardines, resurgió, como héroe que vuelve de la guerra, la verdad. La avisté mientras observaba al resto de las especies beber agua del río. La tarde se volvió gris, pero los animales estaban contentos con su regreso. Apareció a alimentarse, a mostrarse e incluso a imponerse. Entendí que no t...

Bienvenido Onetti

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En el marco de un buen relato pueden pasar muchas cosas. Es como cuando ves una película y te quedas pensando en el dueño del café donde desayunaron los protagonistas o en aquél pueblo que visitaron durante un fin de semana. Es como la vida de la galletita en Shrek; no es determinante para la película, pero te emociona. No conozco otro personaje secundario que haya ganado tanto lugar en los corazones de la audiencia como esa galletita. Estas historias se desprenden de la historia principal, pero pueden ser trascendentales si se les presta la atención que merecen. Lo que van a leer aquí es la historia de una historia, la vertiente conocida de un río desconocido. Una suerte de meta-relato que empieza así: Son situaciones a las que dices que sí porque te lo propuso la amiga de una amiga. No podía creer que estuviese atravesando la capital federal por un favor y unos pesos. Así, apurada como puede estar cualquiera en pleno microcentro al mediodía, llegué a la agencia de comunicación a grab...