Frutillas
"Si entresacares lo precioso de lo vil serás como mi boca" - Jeremías 15:19
Es un condicional. Si consigues sacar algo bueno, valioso y bello aún del más profundo dolor serás como la boca Dios.
Al parecer Dios mira el panorama entero, pero cuando habla, lo que duele deja de tener importancia porque crea belleza con cada palabra que pronuncia. Se sumerge en lo vil y de esa profundidad extrae algo precioso, como quien bucea y encuentra una perla. Yo quiero ser así.
Miro atrás y créeme que las historias tristes abundan. Pero creo que todo el dolor, la impotencia, la tristeza y la ausencia pueden convertirse en una plataforma ideal sobre la cual pararse y hablar. Porque quien ha conocido la noche no sólo agradece la salida de un nuevo día como otra oportunidad, sino que ya no le teme más a lo oscuro. Historias así conozco miles. La mía es sólo una de ellas, ni siquiera es la más heavy metal de todas, pero creo que lo que aprendí y aprendo puede ayudar a otros a encontrar sus propias perlas y tener esperanza.
El repertorio es grande: muchas historias, veintiún años, diez mudanzas, siete discos, cinco idiomas, cuatro en la familia, tres iglesias, dos países y una fe.
De a poco escribiré sobre todo esto e intentaré crear belleza de lo que en algún momento parecía una tormenta interminable.
Hoy comí dos veces frutillas o fresas, como le dicen en España. Es mi fruta preferida del mundo y siempre la menciono cuando alguien hace la típica pregunta "si pudieras comer una sola cosa por el resto de tu vida, ¿qué sería?".
Recordé también que tengo una mancha roja en el brazo izquierdo porque una vez mi mamá, conmigo dentro, quiso frutillas y no le dieron. Su respuesta automática fue cruzarse de brazos y hoy yo publico este post sobre la boca de Dios. Espero que a él le gusten las frutillas.
Es un condicional. Si consigues sacar algo bueno, valioso y bello aún del más profundo dolor serás como la boca Dios.
Al parecer Dios mira el panorama entero, pero cuando habla, lo que duele deja de tener importancia porque crea belleza con cada palabra que pronuncia. Se sumerge en lo vil y de esa profundidad extrae algo precioso, como quien bucea y encuentra una perla. Yo quiero ser así.
Miro atrás y créeme que las historias tristes abundan. Pero creo que todo el dolor, la impotencia, la tristeza y la ausencia pueden convertirse en una plataforma ideal sobre la cual pararse y hablar. Porque quien ha conocido la noche no sólo agradece la salida de un nuevo día como otra oportunidad, sino que ya no le teme más a lo oscuro. Historias así conozco miles. La mía es sólo una de ellas, ni siquiera es la más heavy metal de todas, pero creo que lo que aprendí y aprendo puede ayudar a otros a encontrar sus propias perlas y tener esperanza.
El repertorio es grande: muchas historias, veintiún años, diez mudanzas, siete discos, cinco idiomas, cuatro en la familia, tres iglesias, dos países y una fe.
De a poco escribiré sobre todo esto e intentaré crear belleza de lo que en algún momento parecía una tormenta interminable.
Hoy comí dos veces frutillas o fresas, como le dicen en España. Es mi fruta preferida del mundo y siempre la menciono cuando alguien hace la típica pregunta "si pudieras comer una sola cosa por el resto de tu vida, ¿qué sería?".
Recordé también que tengo una mancha roja en el brazo izquierdo porque una vez mi mamá, conmigo dentro, quiso frutillas y no le dieron. Su respuesta automática fue cruzarse de brazos y hoy yo publico este post sobre la boca de Dios. Espero que a él le gusten las frutillas.
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