Finales y comienzos
Siempre escuché las frases armadas de esta forma: "Todo lo que empieza termina", "Érase una vez {...} fin", "Alfa y Omega", "De principio a fin".
Hoy estoy parada sobre un fin, entonces puedo permitirme cambiar ese orden y decir que el verdadero fin es el comienzo inminente. Me gustan los cambios aunque incluyan fines. Me cuestan los fines aunque incluyan cambios.
En una semana cambiaré de sector en mi empresa. Con eso, también cambiaré de compañeros, de equipo, de líderes, de oficina y de proyecto. Caí en la cuenta de que quienes eran los compañeros más cercanos se convirtieron oficialmente en mis amigos. Tiempo de soltar, como dicen los argentinos. Tiempo de dejar ir para que venga algo nuevo.
Estas situaciones resignifican el mayor fin/comienzo que viví de manera consciente: dejar España. Los "adioses" que ahora vivo no se parecen a aquellos. Sólo son una sombra de lo que fue ese gran cambio. No lloré en ninguna despedida, reí hasta el último día y le dije "hasta luego" a mi mejor amiga en nuestra última juntada. La resiliencia toma la voz cantante por sobre el resto de emociones y la curiosidad hace que renuncie al olvido. ¿Qué tendrán estas cosas? ¿Por qué hay que transitarlas? ¿Qué es lo que se supone que sigo aprendiendo con esto?
Creo que la respuesta es amar más y amar distinto. Valorar cada capítulo de la vida y aprender de él. Las marcas de lo que pasó me hacen vivir lo que viene con otras herramientas y más fuerza. Saber que cada historia es tan importante como cualquier pregunta en "Slumdog Millionaire", donde el protagonista tenía que recordar cada evento de su vida para acertar su turno. Entender que cada persona que pasa es importante porque me hacen crecer e incorporar nuevos puntos de vista para aplicar en esta vida de tesoros escondidos. Y lo mejor es la certeza de que, vaya donde vaya, se que hay una mano invisible que me sostuvo, sostiene y me sostendrá.
Cada vez que una puerta se cierra, otra se abre.

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