Viejitos
Fui al parque a matear (verbo argentino que indica el uso del mate dentro de un contexto social determinado). Fui al parque a recostarme ante el sol, disfrutar del pasto y pensar en voz alta. Me gusta pensar y analizar situaciones, pero también me gusta reírme de lo serio para “des-seriarlo” un poquito. Fuimos al parque a filosofar como los griegos pero con celulares manzanita.
En el desarrollo de aquél arte milenario del mateo surgieron respuestas a preguntas existenciales. El cotidiano presente se encontró con el eterno escurridizo. Corrían los atletas, los niños, los padres detrás de los niños, los perros y el tiempo. Todo nudo era fácil de desarmar porque había distancia entre nosotros y esos nudos. Era un día de color ojos (claramente no los míos). De hecho, había tanto pero tanto color que no encontré nada negro que me permitiese hacer la misma metáfora pero con mis ojos.
Tarde ideal para dejar de patear las tareas y patear solamente la pelota.
Dije en voz alta que aprendí a amarme y a ser feliz con quien soy. Pronuncié que me amigué con mis espacios más oscuros y que a partir de ahora lo que me envíe la vida le llega a una Nati que sabe quién es. Eso me encanta.
Hablamos sobre las transformaciones del corazón y sobre amar. De cómo nos cuentan nuestros padres que el amor se te multiplica con los hijos y de cuán lejano es ese mundo para nosotros que apenas pensamos más allá del próximo parcial o las próximas vacaciones con amigos. De lo loco que debe ser que algo vivo se forme adentro tuyo (me baja la presión si pienso mucho en eso). Opinamos sobre nombres de jugadores de fútbol que aplican para llamar a un perro y sobre irse del propio cuerpo a ese “después” que nos llega a todos.
En otras ocasiones, con otros amigos que piensan distinto, también se han dado charlas de este tipo. Ellos me decían que cuando no puedan hacer acciones por sí mismos se van a ir para no sufrir. Planean armar su propia despedida al estilo racional cientificista: "Si _____ entonces me voy". Personalmente no me convence mucho esa idea pero nunca supe definir bien el porqué o encontrar las palabras que expresen lo que sentía. Cuando traje ese tema a la plaza del sábado recibí una explicación que matchea justo con lo que siento:
“Cuando seas viejita y estés cansada te vas a querer levantar igual para ir a ver el acto de tus nietitos”
Uf…
El “ya se que mi historia no es para mí” volvió a sonar en mi cabeza. Amar más y más con cada año. Entendí que me quiero ir de acá al aire cuando sea el momento de volar pero en este sábado matero comprendí que quiero irme amando como aman los viejitos, multiplicado al mil.
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